Docente, artista plástico y ciclista. A sus 69 años, el posadeño Bernardo Neumann encuentra la inspiración de su arte en la flora y el paisaje misionero que recorre pedaleando.

Es parte del mundo del cicloturismo hace seis años, lo cual se acentuó con la llegada de la pandemia ya que no podía realizar actividades con otras personas, como ciclismo de ruta o de pista. “El cicloturismo me ofreció la posibilidad de tomar la bicicleta con seguridad y soledad, para recorrer el interior de la provincia por lugares que de otra forma jamás podría haber conocido”, expresa Neumann. Diariamente, le dedica de a 3 a 4 horas a la bicicleta, ya sea mountain bike o de ruta, haciendo entre 65 a 70 kilómetros.

Justamente, conocer lugares es una de sus motivaciones principales para mantenerse bien entrenado y saludable lo que también le permite “estar acorde a las exigencias o circunstancias de la topografía misionera que es tan rica en cuanto a flora y al paisaje que es tan precioso”, expresa.
Los colores y la inspiración que le brindan los caminos que recorre con su bicicleta son el plus que le ayudan a seguir creando para otras de sus pasiones: la pintura.Sobre ello, compartió que todo el mes de mayo se podrán ver una selección de sus pinturas exhibidas en el Museo Juan Yaparí de Posadas.

EN MISIONES Y TAMBIEN…EN EUROPA
Con tantos kilómetros recorridos era necesario preguntar si tenía alguna historia u anécdota que podría compartirnos: “historias en mountain bike hay tantas…de carácter jocoso, otras no tantas, otras inclusive dramáticas…” respondió.
“…Este año en Obera, con un veterinario, tuvimos que asistir a una joven que se había accidentado y perdido el conocimiento. Para poder “resucitarla” el joven aplico sus conocimientos médicos específicos y la pudimos resucitar”, cuenta.
Luego cambia el rumbo dramático a uno más humorístico y expresa: “En otra oportunidad veníamos pedaleando y uno de mis amigos quiso hacer una broma pasando muy cerca de un caballo, este se dio vuelta y le dio una patada en la falange, se quedó desparramado en el piso. Primero nos dio gracia, pero después fuimos en busca de auxilio”.
No sólo tiene hechos kilómetros misioneros, sino que el ciclismo de ruta lo llevó a pedalear por la Bretaña Francesa, una península montañosa en el noroeste de Francia. “Disfruté de su belleza, todo es plano pero el viento constante que hay lo dificulta”, cuenta el artista. “Nos dividían por edad, me inscribí en el último grupo pensando que los muchachos por razones de edad iban a ser los más lentos, pero ¡en la punta del asiento, me trajeron todo el camino!”
UNA TRAVESÍA URBANO-RURAL
El encuentro de cicloturismo más reciente en la vida de Neumann fue en San Vicente,

en la nominada Bike Fest llevada a cabo los pasados 23 y 24 de abril.
“El recorrido me pareció fantástico, más que nada la atención y amabilidad de la gente. Son cosas que solo con este tipo de disciplinas llegan a sentirse, espero que con el tiempo que pasa no se vaya perdiendo esa camaradería e integración que existe”, nos comenta.
También tuvimos la oportunidad de charlar con Ramón Ruiz, uno de los organizadores de la Bike Fest, que tomaba forma por primera vez en dicha localidad.
Lo que se resalta de esta experiencia es la inmersión de los paisajes urbanos y rurales de San Vicente. El sábado se realizó un City Tour que desembocó en la Reserva Natural Proyecto Panambi y el domingo los dos puestos de hidratación tuvieron lugar en escuelas rurales de la zona ¡Con bebidas de hidratación hechas por los mismos habitantes!
Los recorridos consistieron en montes, cruces de arroyos, cerros y zonas de cultivos. El sábado se destacó el Salto Zulma y el domingo el Salto Golondrinas: “Fue una postal hermosa que se llevaron todos”, expresó Ramón “Moncho” Ruiz. Esta es una de las cuestiones que después Bernardo Neumann destaca:
¿De qué otra manera hubiera llegado al Salto Golondrinas, por ejemplo, sino fuera con el Mountain Bike? ¡no habría manera!

Participaron más de 300 ciclistas, no sólo de Misiones sino también de Corrientes, Chaco, Entre Rios y Buenos Aires. Los ciudadanos fueron una parte clave del proceso: “La respuesta del público fue fantástica. Los padres e hijos en las escuelas salían a alentar y aplaudir a los participantes, incluso los docentes estaban presentes en la escuela un domingo”, cuenta Ruiz.
Siendo el cicloturismo una actividad no competitiva, el objetivo de la organización era resaltar la belleza natural de la zona y compartir con los ciudadanos, tanto urbanos como rurales. Debido al éxito, ¡ya está fijada una segunda edición en su calendario para abril del 2023!



